sábado, 4 de julio de 2009

Incursionando

De día me desprecia, me ignora.
Oscura va su mirada, observando
el lugar vacío que yo ocupo.

Pero de noche, cuando la luna
se desliza por el gris firmamento
y los secretos salen al recreo, ahí
mismo, justo allí aparezco, rodeada
de sombras de sueños.

Produzco escapes blancos, húmedo
su pensamiento. Tanto pierde al
ocultar.

Pero yo me escapo, siempre real
fantasía. Hasta que un día ya no
responda a su rojo llamado.

Si blanca es mi existencia, negro
será mi olvido. Y su llanto jamás
volverá a tener colores, pues me
los habré llevado conmigo.

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